Patrón extractivista:
“Progreso” y exportación
Por Rocío Estremadoiro
El GTCCJ considera que la crisis climática, energética, alimentaria, son efecto de las causas sistemáticas y estructurales del actual modelo de desarrollo. El presente artículo evidencia qué las propuestas de los tres partidos: BDN-21F, MAS y CC, reproducen este modelo basado en lógicas de acumulación, y que bajo los rótulos de: sostenible, verde o nueva industrialización, adolecen de propuestas alternativas al desarrollo.
La palabra “progreso” se repite infinidad de veces en el programa de Bolivia Dice No (BDN-21F) para estas elecciones de octubre de 2019. En el programa del Movimiento al Socialismo (MAS) el énfasis constante está con la “industrialización”, y en el de Comunidad Ciudadana (CC) se propone una “nueva industrialización” o “industrialización verde”.
Aunque con matices, en los tres programas se refleja el pragmatismo de una Bolivia que depende de los hidrocarburos, los minerales, la agroindustria y otros rubros caracterizados por ser extractivos. Tendrá que ver nuestra historia y formación social que nos imprimió, justamente, aquella dependencia. La inquietud es si debemos resignarnos y asumir que Bolivia nunca saldrá del patrón extractivo y ello a pesar de la emergencia ambiental que, cada vez con más intensidad, vive el país
Relacionado con aquello, otro factor similar a resaltar de los tres programas partidarios es el imaginario “desarrollo” que se ampara en ese molde y donde prima una visión que cataloga a lo que nos rodea como conjunto de objetos/recursos; la percepción de “progreso” que concibe a naturaleza como síntoma de “barbarie”; la idea de una “civilización” humeante, llena de enormes infraestructuras y pelada de vegetación.
En el caso de BDN-21F esa tendencia llega a la exageración al recordar, incluso, la ortodoxia desarrollista de la matriz liberal en la que se ampararon las dictaduras de las décadas de 1960 y 1970 en América Latina y, específicamente, las dictaduras de Barrientos y Banzer. No olvidemos que Barrientos abogaba por “el desarrollo nacional en base a fuertes inversiones del capital privado”. Por su parte, recordemos que en la dictadura banzerista estaba presente la idea de la “modernización” de Bolivia a través del fomento a la empresa privada exportadora relacionada con el agronegocio, la minería y los hidrocarburos, tendencia que continuó, aunque con menos intensidad, en la era “neoliberal”. Desde ese enfoque, el “progreso” suele implicar grandes y ostentosas infraestructuras, ciudades “ordenadas” de acuerdo con una idea de modernidad que se centra en el comercio, el cemento, el consumo y la farándula, y la visión utilitarista del aprovechamiento de la naturaleza.
Lo paradójico es que el programa del MAS no dista mucho en estos aspectos. El centro de su propuesta de desarrollo sigue siendo el extractivismo a partir, principalmente, de los hidrocarburos, los minerales y energía. Igualmente, se remiten a la importancia del agronegocio y de la apertura de mercados para las exportaciones. La oferta es que la “industrialización” de aquellos recursos primarios, nos sacaría de la dependencia. El asunto es que, ¿hace cuánto en la historia del país subsiste esta promesa? Siempre se habló de que la industrialización de los recursos extractivos sería la base del desarrollo nacional y hasta hoy sólo significó la acumulación de pocos sectores y una verdadera estafa. Entonces, la diferencia entre la propuesta del MAS con la de BDN-21F, es que el MAS plantea un extractivismo estatista y BDN-21F un extractivismo liberal.
Por otro lado, CC propone un modelo de desarrollo que no queda lo suficientemente claro. En su programa indican que no será ni estatista/populista ni neoliberal, pero, de todas maneras, son eje importante de su plan la explotación de los recursos extractivos como hidrocarburos, minerales y agroindustriales, aunque, a partir de lo que ellos llaman “nueva industrialización” o “industrialización verde”. Enarbolan el “desarrollo sostenible”, comprendido como una economía diversificada con empleos dignos, un desarrollo ético con una “economía verde y circular”, que incluiría la explotación de hidrocarburos y minerales, pero respetando las áreas protegidas, pueblos indígenas y naturaleza. El cuestionamiento es si esto último es posible mediante la primacía de un patrón basado en rubros cuyo espíritu no sólo remite a los cánones que comprenden la existencia de la naturaleza y los seres vivos sólo para brindar servicios y beneficios al ser humano, sino a aquellas prácticas cuya lógica es la acumulación. Y, dada la históricamente enclenque institucionalidad boliviana, ¿será posible controlar y regular esas pautas?
En suma, el tema del cuidado del medioambiente está presente en las tres propuestas partidarias. No obstante, nos preguntamos si aquello, por las razones anteriormente anotadas, no pasa de ser una cuestión retórica y de buenas intenciones. Son ineludibles las siguientes preguntas: ¿Será posible el respeto y resguardo de la naturaleza bajo la primacía del patrón extractivista? ¿Qué alternativa tangible se puede contraponer a la práctica depredadora y asimétrica de la lógica extractivista en un momento donde comienzan a surgir los problemas ambientales y sociales? ¿Es viable la articulación de un modelo respetuoso de la naturaleza con la economía mundial globalizada? ¿Cómo se podrían neutralizar los intereses de las plutocracias extractivas en Estados de institucionalidad débil?
Finalmente, coincidimos con la afirmación de Antonio Elizalde en su “Ética ambiental: la bioética y la dimensión humana del desarrollo sustentable. Valores y redes de solidaridad”: Una salida a los problemas societales y ambientales necesariamente partirá de un cambio en las actitudes, lo que suele ser un proceso más complejo y difícil, y más aún cuando se trata de la clase política boliviana. Esperemos no sea imposible.
Publicación realizado en el marco y por solicitud del Grupo de Trabajo de Cambio Climático y Justicia (GTCCJ).
Más información sobre la Agenda de Juventudes en Emergencia y la agenda encuentras aquí
El Grupo de Trabajo Cambio Climático y Justicia (GTCCJ) como red interinstitucional está integrada por 40 instituciones, organizaciones y colectivos que, en su gran mayoría, se encuentran realizando acciones en el marco de la producción de alimentos lo que representa a su vez, garantizar la seguridad alimentaria en las diferentes zonas de intervención sean estas rurales o urbanas/periurbanas
octubre 7, 2019 @ 2:49 pm
Es de interés incluir a Proyecta Semilla con su programa OASIS forestación nativa dentro de las 40 instituciónes que conforma el grupo de trabajo del cambió climático , para el fortalecimiento de las actividades a realizar en favor del medio ambiente y la purificación del dióxido de carbono acumulado en Cochabamba bolivia por medio de forestación sistemática de árboles nativos.
Agradeciendo por el trabajo que realizan .