¿Las alternativas alimentarias son posibles?
Un aporte del GTCCJ en Bolivia
El actual sistema agro alimentario se caracteriza por una concentración de poder de transnacionales que definen los sistemas de producción, distribución y consumo. Pareciera en este contexto que estamos forzados a regirnos bajo este sistema, sin embargo, frente a ello, se encuentran tejiendo alternativas alimentarias desde diferentes acciones en Bolivia.
Recientemente se ha puesto de moda las palabras: agroecología, orgánico, consciente, ecológico entre otras. La producción y consumo de alimentos como se la designe debe cuestionar la lógica mercantil y el desarrollo del actual sistema agroalimentario.
Desde lo productivo, rescatar elementos con un enfoque agro ecológico, para una transición de un sistema agro alimentario dependiente de insumos químicos y externos a una más armoniosa con la naturaleza principalmente. Una de las apuestas en este ámbito, se la implementa en huertos urbanos/periurbanos, familiares, escolares, posiblemente comunales. En algunos casos la gestión de residuos para compostaje acompaña a este proceso productivo.
Sin embargo, esta acción productiva genera cierta disonancia al perfilarse como una transición al desarrollo, entendiendo a ésta como:
Un conjunto de políticas, estrategias y acciones que abordan los impactos y problemas del desarrollo convencional actual, con el propósito de salir de esta condición adoptando alternativas más allá de ese desarrollo. Estas alternativas están enfocadas en erradicar la pobreza, asegurar una buena vida para las personas y protección de la naturaleza.
(Gudynas, 2012)
Los huertos con enfoque agroecológico desde algunas lecturas no son suficientes para garantizar una seguridad alimentaria a grande escala, siendo solamente a un nivel familiar. La implementación del huerto por sí misma y bajo esta lectura no interpelan lo suficiente para constituirse como una transición al desarrollo.
Desde la comercialización, la apuesta es construir canales cortos basado en economía colaborativa y acercando a los productores y consumidores para decisiones informadas de compra e intercambio de saberes.
El GTCCJ como articulador de experiencias alimentarias
El GTCCJ busca apoyar acciones locales y de incidencia social, sin embargo, se debe considerar que, para la construcción de transiciones y alternativas alimentarias, estas deben estar enfocadas a un empoderamiento en la comunidad para una sostenibilidad.
Durante el 2018, se inició una mesa de diálogo en 3 grupos regionales del GTCCJ, a saber: Cochabamba, Santa Cruz y Chuquisaca para conocer e interpelar el debate en torno a experiencias de producción y consumo de alimentos, a su vez de identificar iniciativas y experiencias alentadoras en cuanto alternativas alimentarias.
En estos espacios de diálogo surgieron diferentes posiciones respecto a temas sensibles a la producción y consumo de alimentos, como es la: agro ecología, seguridad alimentaria, suelos, agua, cambio climático, políticas alimentarias, inversión en la agricultura, Planes de Desarrollo Territorial Integral (PTDI). Qué posiblemente son temas no resueltos en diferentes realidades locales y a nivel nacional. Pero qué como red interinstitucional no se procura responder a urgencias estructurales.
Reflexiones conjuntas en las mesas diálogo:
- Surge la disyuntiva respecto a la “escala” asociando a la producción en huerto con prácticas agroecológicas, a una escala pequeña para un rendimiento y productividad reducida, no alcanzando a una escala grande para que los productores la consideren como una fuente principal para su diversificación de ingresos.
- Otra discusión que se ha generado es el rol del productor campesino (rural/indígena), frente a la promoción de huertos urbanos en las comunidades y ciudades.
- Relegando la condición de proveedor de alimentos de los pequeños productores campesino e indígenas. Se ha generado una dualidad respecto a los tipos de agricultura en Bolivia y que está siendo debatida en espacios públicos.
En el marco del IV Cuarto Foro Internacional Andino Amazónico de Desarrollo Rural realizado en la gestión de 2017, se ha contrastado posiciones interesantes.
De acuerdo a Albarracin (2017)
La agricultura urbana y la agricultura periurbana no están cuantificadas: su aporte al PIB no aparece en las estadísticas y por lo tanto no están valorizadas. ¿Qué es lo que está valorado en el PIB? La agricultura tradicional, la pecuaria, los cultivos agroindustriales, o sea aquellos cultivos cuyas superficies cultivadas y volúmenes de producción como soya, papa, maíz, girasol, tienen un impacto en los mercados; eso es lo que se mide y entra en las estadísticas. En las ciudades, la agricultura urbana y periurbana se está produciendo en superficies pequeñas (de 50, 100, 200 y en galpones de hasta 500 metros²) pero, por su tamaño, no son tomadas en cuenta. Por consiguiente, como no se cuantifican, no hay políticas nacionales, departamentales, locales ni inversión del Estado que puedan promover esta nueva agricultura y, por lo tanto, no se cuantifica el peso y valor que tienen en la alimentación de la gente de las ciudades.
1 El Andino Amazónico de Desarrollo Rural es una iniciativa conformada desde el año 2010 por cinco instituciones: Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CIDES-UMSA), la Fundación Tierra, el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS), la Fundación ACLO y el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA). Interesados en abordar temas y problemáticas temas que atingen al mundo rural.
Esta reflexión discurre con el aporte del campesino/indígena en Bolivia en la seguridad alimentaria,
de acuerdo con Cartagena (2018):
El modelo de producción campesino indígena tiene una serie de beneficios que van más allá de la producción de alimentos. Es lamentable escuchar que los campesinos ya no producen alimentos, pero el rol del campesinado y del mundo rural va más allá de eso. Ellos participan en la economía del país, en el cuidado y conservación de áreas de bosque, de cuencas, conservan semillas, transmiten los saberes locales en torno a los recursos naturales, los recursos sinérgicos y eso no se valora.
- Por otro lado, desde la mirada de algunas instituciones públicas, se descalifica a las instituciones, organizaciones y personas que fomentan a la agroecología como alternativa alimentaria, desde su enfoque, práctica y como movimiento emancipador para la soberanía alimentaria. La alternativa desde estas instancias, es promover una agricultura basada en innovación para incrementar rendimiento y productividad de monocultivos.
- Finalmente, la normativa boliviana desde la Constitución Política del Estado (CPE) hasta la orientación de planes/programas sectoriales, está arrojando al país a un sector productivo dependiente y funcional del agro negocio cruceño. Un claro ejemplo son los Planes Territoriales de Desarrollo Integral para Vivir Bien (PTDI) con una visión de mediano plazo (5 años), cuyos municipios debe adscribirse a este proceso de planificación territorial. Y donde la agricultura se encuentra en el marco de un componente económico con alta tecnificación para homogeneizar formas de producción agrícola desplazando al pequeño productor urbano/rural.
Identificación de transiciones y alternativas alimentarias
Si bien frente a un tema que es cotidiano en las prácticas personales y acciones institucionales como es la alimentación, el GTCCJ supone que tener un abordaje crítico aporta al debate y a un mejor acompañamiento de sus instituciones miembro y en las acciones que realizan.
Sin embargo, es importante distinguir que dentro una escala, debe considerarse iniciar procesos de diálogo con la comunidad, municipio sobre el valor de una producción/consumo sano, replicar los huertos en espacios donde pueda generar una transformación social en torno a lo que, como y quienes producen.
Es valorable que muchas instituciones del GTCCJ ya estén trabajando en esta etapa para consolidar un sistema agroalimentario sostenible. Sin embargo, para continuar con este esfuerzo el siguiente desafío es la comercialización/consumo diferenciado para estos productos, los cuales deben enfrentarse a mitos sobre su consumo, especialmente el acceso económico y físico.
En cuanto a las experiencias de organizaciones de consumidores, existen buenas iniciativas para llegar a la sociedad civil, sin embargo, el GTCCJ tiene un brazo investigativo y comunicacional con mucho potencial como es el: Observatorio a la Gestión del Patrimonio Natural y Territorio, ya que uno de sus fines es:
Realizar y/o apoyar a titulares de derechos en iniciativas de incidencia política sobre normas o medidas públicas o privadas que amenacen o afecten derechos ambientales y sus efectos en la alimentación, además de la vulneración de derechos sociales y culturales
(Principio 5)
Incidencia a favor de las alternativas alimentarias
Finalmente, la incidencia es importante para visibilizar a las alternativas alimentarias, en este sentido para el GTCCJ la incidencia social es muy importante ya que posibilita un relacionamiento con actores de la sociedad civil para motivar, construir compromiso y acciones hacia transiciones a nuevos paradigmas más allá del desarrollo.
- Albarracín, J (2017) Ponencia: Influencia e impactos de los procesos de urbanización en los sistemas de producción agropecuaria. Pág.27. Memoria del IV Cuarto Foro Internacional Andino Amazónico de Desarrollo Rural. CIPCA.
- Cartagena, P (2017) Ponencia: Economía y producción campesino-indígena. Pág. 111. Memoria del IV Cuarto Foro Internacional Andino Amazónico de Desarrollo Rural.
- Gudynas, E et.al. (2012) Transiciones y alternativas vas al extractivismo en la región andina Una mirada desde Bolivia, Ecuador y Perú. REDGE. CEPES.
El Grupo de Trabajo Cambio Climático y Justicia (GTCCJ) como red interinstitucional está integrada por 40 instituciones, organizaciones y colectivos que, en su gran mayoría, se encuentran realizando acciones en el marco de la producción de alimentos lo que representa a su vez, garantizar la seguridad alimentaria en las diferentes zonas de intervención sean estas rurales o urbanas/periurbanas