Una oportunidad productiva sostenible para las mujeres del Territorio Indígena de Monte Verde

Cusi

Attalea speciosa es el nombre científico que se le da a la palmera tropical que se encuentra en abundancia en los territorios indígenas de Lomerío y Monte Verde ubicados en la provincia Ñuflo de Chávez del departamento de Santa Cruz. De esta palmera, actualmente las mujeres indígenas chiquitanas sacan provecho de una manera sustentable. Ana Belén Serrano, socióloga y miembro del equipo técnico de APCOB, fue la invitada el 20 de abril en el segundo webinar sobre “Difusión de experiencias para la adaptación al cambio climático”, y contó sobre las “Experiencias de manejo integral y sustentable de las palmeras cusi (Attalea speciosa)” y cómo fue trabajar con este grupo de mujeres, la Asociaciones de Mujeres Emprendedoras con productos no maderables de Santa Mónica, Palestina y Río Blanco.

Por: Giuliana Mendivil Alba

El uso de la palmera de cusi es parte del conocimiento ancestral del pueblo chiquitano. Ana Belén Serrano explicó que es utilizada para varios fines, desde techos de las casas con sus hojas, hasta como ingrediente medicinal y cosmético con el aceite del fruto. Actualmente, es un producto nacional cuya marca se está posicionando y lleva en su historia un exhaustivo trabajo que cambió la vida de las familias indígenas chiquitanas involucradas. Serrano manifestó que era un arduo laburo, al principio totalmente manual, donde las mujeres chiquitanas realizaban eficientemente el proceso de recolectar el coco, partirlo, moler el cusi, prensarlo y envasarlo, así es como, fue de gran ayuda la facilitación de este trabajo con la maquinaria adecuada que facilitó la ONG Apoyo Para el Campesino-Indígena del Oriente Boliviano (APCOB), logrando ser un proceso más fácil y eficiente. Otras de las necesidades que se cubrieron fue la construcción de un laboratorio y la instalación de la electricidad a través de paneles solares. Serrano indicó que el próximo paso será la certificación y registro de los productos chiquitanos.

También destacó los resultados de esta iniciativa de las mujeres chiquitanas, no solamente por el potencial económico que fue para sus comunidades y sus familias, sino también el impacto social y ambiental que tuvo. En un inicio, Serrano comentó que fue un desafío cambiar el rol que tenían las mujeres en la familia, pero actualmente, estas familias reconocen y colaboran el trabajo que realizan las mujeres, generando un cambio necesario en las relaciones familiares y logrando que las mujeres también aprovechen el apoyo que algunos esposos, hijos e hijas en el ámbito del hogar y la producción. “Reconocen que ahora que tienen el mismo derecho que los hombres y se hacen escuchar”, señaló Serrano sobre las mujeres indígenas. Otro de los obstáculos que estas mujeres enfrentan hoy en día son los graves problemas ambientales como la expansión de la frontera agrícola, la producción ilegal de madera y los incendios forestales. Afortunadamente, el valor que tienen estas producciones para estas comunidades ha sembrado en ellas el compromiso con la protección de los bosques, Ana Belén Serrano ejemplificó: “En Santa Mónica están elaborando un acuerdo de protección de los árboles de cusi y también de copaibo, es una manera de cuidar los bosques y cuidar de la deforestación que es algo muy común últimamente, es una de las principales amenazas del territorio”. Estas iniciativas que APCOB apoya son alternativas sostenibles y benefician a las comunidades. Gracias a la producción de aceite de cusi se ha mejorado la vida de las mujeres, ha aumentado el ingreso de recursos económicos y ha sido una manera de valorar la importancia de los bosques para la adaptación al cambio climático.